viernes, 3 de diciembre de 2010

ctsv23bs: Los Valores Universales

"LOS VALORES UNIVERSALES"

INTRODUCCIÓN: "



Los valores cívicos y éticos al igual que los espirituales son bienes no tangibles, estos valores son herramientas indispensables para la superación y perfeccionamiento de todo ser humano.


En el presente trabajo, veremos lo que son los valores, cuáles son, para que nos sirven, de que trata cada uno de ellos, veremos también como ha repercutido en la sociedad en general el habernos alejado de dichos valores.


Para estudiar el tema de los valores, realice una investigación en diferentes medios de comunicación. A continuación presento un resumen de lo que me pareció más importante.




DESARROLLO TEMÁTICO


Los Valores Universales, Cívicos Y Éticos


Los valores están presentes en el organismo, La personalidad, la sociedad y la cultura humana.


Los valores no son normas de conducta, Las normas son regla para comportarte de un modo determinado.


El termino valor no lo poseen los objetos en si. Si no que estos lo adquieren gracias a su relación con el hombre, con el ser social.


Todos los seres humanos independientemente del grado cultural y de civilización poseemos un sentido ético o moral. Este sentido está ligado a los actos voluntarios pues los calificamos como buenos o malos.


La culminación del acto moral, así como también de los sistemas éticos, se logran al elegir las finalidades que se realizaran en la vida.


Son valores y reciben ese nombre por contener el valor que los hace deseables.


Las virtudes éticas se refieren especialmente a la actitud moral. Los valores éticos no son los bienes si no los de las personas y sus actos. No residen en las cosas sino en la voluntad, las intenciones y los propósitos. Las virtudes prácticas tal como su nombre lo indica corresponden a la ejecución de la conducta, y sirven para vencer las contingencias y obstáculos de la vida.


La Honradez


De las virtudes la que se ha tenido en el mayor aprecio es la que prohíbe al individuo apoderarse de los bienes ajenos. Aunque este valor se desarrolla en una esfera económica también se aplica a otra clase de pertenencias. Y más ampliamente a la observancia de una conducta apegada al deber. La honradez también incluye el mantenimiento de una persona o compromiso y nunca intentar abusar de la confianza que depositan en su persona y sus actos.


Un ejemplo clásico es la de un empleado fiel que pasa. Toda su vida al servicio de una empresa exitosa manejando grandes cantidades de dinero que pudiera tomar sin embargo, esto no ocurre a pesar de que su salario le coloque en situaciones precarias.


La Bondad. La principal virtud moral es la bondad, virtud por anatomasia valor supremo de la conducta. La moral es realización de lo bueno .De manera simple podemos afirmar que la bondad es la virtud de ejecutar el deber, por tanto el hombre bondadoso realiza en actos sus convicciones manteniendo una insobornable lealtad consigo mismo y con el prójimo. El hombre bueno se impone un deber y lo cumple; nos encontramos con un hombre que cumple con su deber por respeto a si mismo y a la humanidad.


La Modestia


Esta virtud generalmente se entiende como un señalado recato y hasta cierto punto inhibición por las expresiones de si mismo; un individuo modesto es el que no hace gala de sus bienes o facultades esta virtud es la consideración de no lastimar al prójimo con un desplante que pueda causarle daño.


La Solidaridad


La voluntad de ayudar a los que necesitan y comprometieres con sus problemas es la definición del valor de la solidaridad. La importancia de dicha virtud esta fuera de toda duda, dado que toda sociedad humana cuenta con sectores que siempre requieren ayuda.


En la actualidad, muchos ejemplos de solidaridad se dan en nuestro país, resaltando por su circunstancia, la ayuda que se da cada invierno a las poblaciones tarahumaras del norte del país.


La Amistad Y El Amor


Los individuos se integran en una unidad básica que se la familia y dentro de ella surge un sentimiento espontáneo y reciproco llamado amor, siempre está presente; el amor crece cada día y es la fuerza moral que une a las familias y las capacita para resolver las dificultades toque enfrentar.


El valor de la amistad estriba en que personas diferentes crean lazos afectivos, dentro de esta relación surge un espíritu de respeto que nos permite tratar con cariño y dulzura a nuestros amigos.


El Amor


Es un sentimiento abierto y positivo que se experimenta con respecto a otros individuos o también a otros seres como animales o plantas.


El amor es una fuerza de unión y armonía que mueve las cosas y las mantiene juntas amar y ser amado es placentero para los seres humanos, a través del amor suele obtenerse seguridad, confianza en si mismo y alegría al saberse importante, para otra persona. Además el amor cubre ciertas necesidades como la comunicación, la convivencia, la recreación y el aprendizaje.


El amor no solo está presente entre los individuos como pareja, si no el amor entre amigos, el amor a objetos, el amor por ciertas actividades, el amor al prójimo y a dios.


La Amistad


Es una relación voluntaria, íntima y duradera, predominan en ella otros valores, tales como la solidaridad, el desinterés la reciprocidad y la independencia de diferencias sociales.


La Verdad


La verdad se ha fomentado siempre y quien la cultiva es considerada como una persona de alta calidad humana y moral.


Los conocimientos no simplemente se explican, sino también se aplican al mejoramiento humano. Cuando el saber es producido con esta intención se realiza una virtud que se designa como veracidad.


Consiste en decir siempre la verdad esto es decir lo que se cierto, lo que se autentico y conforme a lo que sucede, como son las cosas sin aumentos ni disminuciones la verdad implica ser sincero, real hablar con la verdad implica a los seres humanos credibilidad y confianza para los demás lo que permite ser respetados y reconocidos como personas en las que se puede confiar.


La Prudencia


Es la capacidad que poseen los hombres para orientar su actuación en base al uso de la razón. Esto quiere decir que ante todo la razón debe gobernar los actos de las personas y no el sentimiento.


La prudencia permite a los hombres perfeccionar sus propias actividades y perseguir su propio bien respecto al fin común de los que le rodean y de su vida misma.


La prudencia gobierna a todas las demás virtudes y su función elemental es la de conocer los fines o propósitos para actuar de una manera correcta. Lleva a los hombres a tomar decisiones efectivas que aseguran éxito y buenos resultados, cuando se es prudente imponiendo la razón a nuestra existencia, las determinaciones tomadas estarán Muy lejos de las apariencias, ficciones y engaños que suelen presentarse.


En la vida cotidiana esto lleva a lograr seguridad confianza en si mismo y aplomo para decidir y actuar cuando la razón predomina en nuestros actos se logra reducir los errores y fallas que se cometen.


La Responsabilidad Y Deber


La Responsabilidad es la virtud humana de responder con formalidad de ser capaz para tomar decisiones de dirigir una actividad de organizar a un grupo o de coordinar un todo. Los seres responsables se caracterizan por imprimir a sus acciones seriedad, comprometiéndose consigo mismos y con los demás una actitud responsable es granita de buenos resultados.


El deber es todo aquello que puede ser exigido a una persona como cuando se exige una deuda, la palabra deber proviene del latín debitum que significa aquello. Ser responsable implica cumplir con nuestros deberes ya sean, jurídicos, sociales o morales.


La Fortaleza


Es la virtud que permite a los seres humanos moderar y dominar sus pretensiones, ambiciones e impulsos respecto a metas y objetos difíciles de obtener, esta virtud permite actuar con determinación, firmeza y audacia, sin dudas ni titubeos al momento de tomar decisiones simples o complejas aquellas que se refieren a situaciones que representan un gran peligro o temor como la muerte.


El hombre con fortaleza puede vencer todos los peligros, obstáculos y penas que séle presenten, será perseverante, paciente y generoso sinónimos de fortaleza son el vigor, la energía, la resistencia y la lozanía.


La Lealtad


Se puede definir a la lealtad como un sentimiento o actitud de adhesión a algo que es externo a uno mismo.


Este sentimiento es acompañado de un deseo por apoyar o actuar a favor de aquello a lo que se es leal y bajo condiciones que incluso exijan cierto sacrificio .La lealtad es voluntaria quien la practica elige de manera libre hacerlo y sin presiones ni condiciones de ninguna especie.


La Libertad


La Libertad es una de las virtudes más reconocidas y apreciadas por todos los seres humanos, no solo como facultad de desplazarse y de transitar sin impedimento , sino también como el poder para actuar y no actuar , para pensar y expresarse de tal manera, para decidir que hacer y como hacerlo .


La Caridad


La Caridad es la dedicación activa a fin de promover la felicidad y el bienestar de los demás con el objeto de lograr esa felicidad y bienestar de tal manera total y no solo eliminar la miseria.


Aportar donativos es una acción muy aceptada por la gente permitiendo que muchas instituciones dependan parcial o totalmente de ellas para realizar sus acciones filantrópicas.


La Justicia


Es la virtud de dar a cada quien lo suyo. Se considera que el trasgresor de la ley es injusto, mientras que quien actúa conforme ab la ley es justo.


Para que su carácter sea aceptable, debera respetar a los demás miembros de la sociedad a la que pertenece y acatar las normas de esa comunidad .La Justicia es una condición necesaria para que las relaciones humanas se desarrollen armónicamente en un ambiente de respeto, igualdad, rectitud y estabilidad.


Es la virtud entera y perfecta: Entera porque comprende a todas las demás virtudes y perfecta porque el que la posee puede servirse de ella no solo en relación consigo mismo, sino con los demás.


La Igualdad


Se refiere al trato que todas las personas deben recibir todos los hombres somos igualmente valiosos e importantes sin tomar en cuenta la raza, el sexo, la posición económica, la religión o la inteligencia.


Relacionadas de manera estrecha con la imparcialidad están, la indiscriminación.


La Igualdad de oportunidades, como la educación o el empleo, que deben distribuirse de modo igualitario entre todos los individuos.


El articulo 1* de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano establece que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos, mientras que el articulo 7* declara iguales a todas las personas para recibir dignidades, cargos y empleos públicos según su capacidad y sin mas distinción que la de sus virtudes y meritos.


La Templanza


Si la fortaleza es la virtud de moderar las ambiciones e impulsos respecto a situaciones difíciles.


La templanza lo es respecto a las metas u objetos de fácil obtención, la templanza debe moderar las tendencias más fuertes de los impulsos que hacen desear una cosa en el hombre, pues dichas inclinaciones siguen intenciones de la misma naturaleza: La alimentación y relaciones sexuales.


La capacidad de moderación y control que otorga la templanza permite a los hombres lograr un equilibrio, entre la exageración de estas pasiones y la anulación total de ellas.


La Persona Integra


Una persona integra es la que cumple con su deber en cualquier circunstancia y durante de toda la vida. La integridad no es una virtud momentánea, es el cumplimiento del deber de manera prolongada la cual matiza para siempre la personalidad del individuo.


La integridad consiste en aceptar un deber y apegarse a el en todos los actos de la vida.


La integridad de una persona origina que la vida social de este individuo alcance los más altos elogios que una sociedad puede brindar.


La Fidelidad


Valor que se extiende como la acción de no traicionar la confianza que nos deposita y permanecer a lado de lo que prometimos. La persona fiel encuentra en el cumplimiento de su deber una fuerza moral y un motivo de felicidad, que le une a sus compromisos y a las personas con las que estableció una relación social.


Dentro de las virtudes éticas encontramos otros valores, como son: La racionalidad, la lealtad, la erudición la buena voluntad, la seguridad, la cortesía, la disciplina, la caridad, la confianza, la paciencia y el respeto.


Toda sociedad anhela una vida más justa para sus miembros y una convivencia de calidad.


Los Valores familiares entre los miembros de una familia establecen relaciones personales que entrañan afinidad de sentimientos, de afectos e intereses que se basan en el respeto mutuo de las personas.


La familia es la comunidad donde desde la infancia se enseñan los valores y el adecuado uso de la libertad. Las relaciones personales y la estabilidad familiar son los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. Es por esto que en la familia se inicia a la vida social.


Es en la familia donde se enseñan los primeros valores; valores que serán sustento para la vida en sociedad y a lo largo de la vida de la persona. Entre otros destacan los siguientes:


La alegría:


La alegría es un valor que se siembra primeramente en el seno familiar. Es en el núcleo familiar donde se procura que los miembros se ayuden unos a otros en sus necesidades, en la superación de obstáculos y dificultades, así como el compartir los logros y éxitos de los demás.


En el fondo lo que se fomenta es dejar el egoísmo a un lado, buscando el bien y compartir con el otro. Cuando nos centramos en nuestras preocupaciones y no estamos dispuestos a ayudar a los que nos rodean somos egoístas. El egoísta no suele ser una persona alegre. Es en este darse a los demás miembros de la familia donde se obtiene la alegría.


La alegría no depende de las circunstancias o de las facilidades que puede presentar la vida y tampoco consiste en tener cosas. Este valor tiene su fundamento en lo profundo de la persona, no es sino la consecuencia de una vida equilibrada, de una coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, el tener una mente y un cuerpo sanos.


La generosidad:


La generosidad es uno de los valores que se fomentan en la vida familiar. Entendiendo por generosidad el actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría. Hacer algo por otras personas puede traducirse de diferentes maneras, por ejemplo, dar cosas, prestar juguetes, dar tiempo para escuchar y atender a otro miembro de la familia, saludar, perdonar.


El respeto:


El respeto hacia los demás miembros es otro de los valores que se fomentan dentro de la familia, no sólo respeto a la persona misma, sino también a sus opiniones y sentimientos. Respeto hacia las cosas de los demás miembros, respeto a su privacidad, respeto a sus decisiones, éstas, por supuesto, adecuadas a la edad de la persona. Es en la familia donde el niño aprende que tanto él o ella como sus ideas y sentimientos merecen respeto y son valorados.


La justicia:


La justicia se fomenta en el seno de la familia al establecerse lo que corresponde a cada miembro de la misma. Recordemos que la justicia consiste en dar a cada uno lo que les corresponde. Una persona que se esfuerza constantemente por respetar los derechos de los demás y le da a cada uno lo que debe, tiene la virtud de la justicia.


La responsabilidad:


La responsabilidad supone asumir las consecuencias de los propios actos, no solo ante uno mismo sino ante los demás. Para que una persona pueda ser responsable tiene que ser consciente de sus deberes y obligaciones, es por ello, de gran importancia que los hijos tengan sus responsabilidades y obligaciones muy claras. Por ejemplo, el niño debe tener claro que es su responsabilidad la calidad y el esfuerzo en sus estudios, que debe poner el mayor trabajo y empeño en esta actividad, en beneficio propio y en respuesta a la oportunidad que le brindan sus padres.


La lealtad:


La lealtad surge cuando se reconocen y aceptan vínculos que nos unen a otros, de tal manera que se busca fortalecer y salvaguardar dichos vínculos así como los valores que representan. La aceptación y el reconocimiento de este vínculo no se centra hacia el futuro, como una posibilidad, sino que es una realidad actual. Este vínculo no pasa con el tiempo, es profundo, suele madurar y fortalecerse a la larga.


Conviene aclarar que ser leal a los papás, por ejemplo, no significa aprobar una conducta errónea de los mismos, sino el respetar y cuidar su buen nombre, se trata de ser sincero con ellos, además de ayudarlos a superar las dificultades.


La autoestima:


La autoestima es uno de los valores fundamentales para el ser humano maduro, equilibrado y sano. Este valor tiene sus raíces y fundamentos en el núcleo familiar.


Desde niños vamos construyendo el concepto de nosotros mismos de acuerdo a los mensajes recibidos de nuestros padres, hermanos, familiares, amigos y maestros. Es la suma de la autoconfianza, el sentimiento de nuestra valía personal y de nuestra capacidad. Ésta se basa en la variedad de pensamientos, sentimientos, experiencias y sensaciones que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida, pero principalmente a lo largo de nuestra infancia y adolescencia.


Si queremos construir una personalidad fuerte y equilibrada, es de vital importancia que como padres hagamos sentir a nuestros hijos que son dignos de ser queridos con un amor incondicional, es decir, no condicionado a su comportamiento, calificaciones o actitudes.


Elevar la autoestima de nuestros hijos es de vital importancia, ya que contribuimos a que desarrolle la convicción de que es estimado y valorado, que es competente para enfrentarse a la vida con confianza y optimismo, y que es merecedor de la felicidad.


Valores cívicos


De nuevo suenan tambores de guerra en la educación Esta vez, apropósito de educación para la ciudadanía, una nueva asignatura que, en principio, no debería haber suscitado oposición alguna. Está recomendada por el Consejo de Europa, se imparte en muchos países de nuestro entorno cultural, gran parte de sus contenidos


estaban ya incluidos en la asignatura de ética y, sobre todo, la sociedad exige a la escuela que eduque en valores cívicos a nuestros jóvenes. Sin embargo, la Conferencia Episcopal Española y algunas organizaciones conservadoras se oponen tajantemente a la asignatura, atribuyéndole intenciones perversas, adoctrinadoras y sectarias, por lo que se ven en la obligación de recomendar la objeción de conciencia, para no “colaborar con el mal”. Así las cosas, se ha planteado un pulso entre la Iglesia y el Gobierno, del que resultará, sin duda, perjudicada la asignatura en cuestión. Por eso, voy a tratar de hacer un resumen pedagógico de la situación.


1. La nueva ley orgánica de la Educación Nada más llegar al Gobierno, el partido socialista decidió cambiar la ley de Educación (LOCE), promovida por la ex ministra popular Pilar del Castillo. El baile legislativo en temas de educación es irritante. Una de las propuestas más novedosas de la nueva ley, que según Peces Barba justificaba una legislatura entera, era la introducción de una educación para la ciudadanía.


La asignatura despertó recelos en la jerarquía católica, preocupada por la asignatura de religión. La LOCE había dado una solución salomónica. Incluía una asignatura de ética común y obligatoria y, además, una nueva asignatura llamada sociedad, cultura y religión, obligatoria, pero con dos opciones: una confesional y la otra no confesional. Que en secundaria se estudie el fenómeno religioso me parece sensato. El problema surgía porque esa asignatura era una exigencia para convertir en evaluable y obligatoria la enseñanza de la religión católica. Iba, por así decirlo, a remolque de ella, y eso alteraba el debate educativo. Creo que conviene separar los problemas y, cuando la polémica actual se calme, plantear la cuestión de los conocimientos religiosos que deben tener nuestros adolescentes. En Francia, nación laica por antonomasia, el debate está abierto desde que el informe ministerial solicitado al filósofo y escritor Régis Debra y recomendara la introducción de una asignatura con contenidos religiosos. Y en Reino Unido existe una “educación espiritual”.


2. La interpretación laica de la nueva asignatura Cuando comenzó a hablarse de la asignatura, algunos grupos de carácter laicista consideraron que educación para la ciudadanía nos liberaba al fin de la influencia religiosa, que consideraban nefasta. Afirmaron la falta de sentido de la palabra Dios y cosas semejantes. Esta postura tampoco estaba justificada. En primer lugar, porque una de las obligaciones de la ética es la defensa de los valores comunes en una sociedad plural, en la que una gran cantidad de personas viven religiosamente. La ética no es laica en sus finalidades, sino en su modo de legitimación, que es otra cosa muy distinta. La moral religiosa tiene su fundamento en la revelación. Por eso, a pesar de que para los creyentes tiene un valor universal, su fundamento es válido únicamente para ellos. En cambio, la legitimación de la ética procede de la razón, que es común a todos los seres humanos. La Declaración de los Derechos Humanos –recogida y positivizada en nuestra Constitución– es una formulación, sin duda todavía imperfecta, pero legítima, de esa ética universal.


3. La Iglesia y el derecho a la educación moral. La Conferencia Episcopal considera que esta asignatura confiere al Estado el derecho de formar la conciencia moral de los ciudadanos, cosa que atenta contra el derecho de los padres. En efecto, la Constitución protege el derecho de los padres a elegir la educación moral y religiosa de sus hijos. Pero este derecho ni es absoluto ni excluyente. El derecho fundamental es el que tienen los hijos a ser bien educados (lo que jurídicamente se llama“ el superior interés del menor”), y eso impone deberes a padres, Estado, iglesias, medios de comunicación y al conjunto entero de la sociedad.


4. Los peligros de un Estado educador. Es verdad que un Estado que impusiera sus propias normas morales sería totalitario y peligroso. Estados moralizadores fueron el nazi, el marxista, y también los estados confesionales religiosos. Pero admitir esta asignatura no supone conceder ese derecho al Estado, sino, al contrario, formar a los ciudadanos para resistir las injerencias injustas del Estado. La ética no es una moral que derive del Estado, ni siquiera un sistema de valores que deriven de la democracia, sino que es, precisamente, todo lo contrario. Es una norma a la que tiene que someterse también el Estado, y que evita que la democracia –como ha señalado Garzón Valdés– se convierta en una institución suicida.


5 Los contenidos de la asignatura La Conferencia Episcopal considera que la asignatura es relativista, positivistay defiende una ideología de género. Estas tres críticas son formulaciones distintas de una misma crítica fundamental: en esta asignatura no se hace una afirmación explícita de la naturaleza como fundamento de la ética.


6. ¿Y qué pasa con los profesores? Un último reducto de los críticos: “Una cosa es lo que dicen los programas y otra lo que van a decir los profesores”. Como profesor, creo que este tipo de acusaciones desprestigia la figura del profesor, cuando lo que necesitamos es todo lo contrario. Dan por sentado que los profesores somos un hatajo de borregos que vamos a seguir consignas. No. La profesión docente tiene su propia responsabilidad y deontología.


7. ¿Hay alguna salida? Los pulsos son peligrosos, porque tiene que haber vencedores y vencidos. Conviene volver al principio. Necesitamos educar a nuestros jóvenes en unos valores éticos, universales, en un pensamiento crítico, en una cultura de la responsabilidad y el esfuerzo. Necesitamos que conozcan la estructura de la democracia, sus derechos y deberes, entre los que se incluye el de participación en la cosa pública. Las autoridades educativas deben cuidar de que esta asignatura tenga la solidez y el prestigio que merece, y preparar a los profesores adecuadamente.


Por último, la sociedad entera debe interesarse en cómo impartimos esta asignatura. Los educadores somos depositarios de una función social y debemos dar cuenta de lo que hacemos. Y también pedir cuentas a la sociedad si no nos ayuda.


La educación como trasmisión de valores cívicos


Uno de los temas que más polémicas ha suscitado en la reciente promulgada Ley Orgánica de Educación (LOE) ha sido, sin duda, el del nuevo Área de Conocimientos denominado "Educación para la ciudadanía y los derechos humanos". El debate ha traspasado la cuestión puramente académica hasta situarse en los últimos años en el centro del debate entre los principales partidos políticos. En este artículo voy a exponer brevemente cuáles son las razones que, en mi opinión, han llevado al Ministerio a reorientar la educación en los valores cívicos mediante la creación de este nuevo Área o materia. No pretendo descalificar a quienes defienden con buen criterio la transversalidad de estos valores y su necesidad de que impregnen la convivencia y la vida del centro educativo; sin embargo, sobre todo en los Centros de Enseñanza Secundaria, la transversalidad ha sido un fracaso y se ha hecho evidente que la reflexión y la práctica de los valores cívicos es una necesidad acuciante. Es cierto que todos los problemas de convivencia en una comunidad educativa no se van a resolver con una asignatura, pero también es preciso reconocer que puede ayudar a crear un mejor clima de convivencia en los Centros.


La razones educativas a favor de la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos se basan en que en todas las épocas la educación siempre comporta una filosofía moral y política en sentido amplio; es decir, que toda acción educativa abarca lo cognitivo y lo axiológico y trata por tanto de formar según unas pautas morales y cívicas determinadas.


Por otro lado, es evidente que en la mayoría de los centros educativos ha fracasado la transversalidad como modo de trasmitir los valores a toda la comunidad educativa; ello no significa que la transversalidad no sea una idea buena; el problema es que ha resultado inviable en la mayoría de los Centros, sobre todo de Secundaria.


Por último, parece necesario que la democracia comience a ser explicada, analizada, reflexionada y practicada en los centros escolares porque es en ellos donde se forman los futuros ciudadanos y no existe ningún "gen" democrático que de modo espontáneo genere en las nuevas generaciones las conductas democráticas, la participación y el respeto a las ideas de los demás.


Una nueva serie de razones que abonan la idea de la educación para la ciudadanía y los derechos humanos se basa en consideraciones de orden filosófico, de filosofía moral y política. Toda ética personal va acompañada de una ética civil, de unos valores que surgen en el individuo y se trasmiten a la comunidad. Por eso no tienen razón quienes quieren imponer a todos su propia visión del ser humano y de la moral. La moral católica que ha imperado durante siglos en España no tiene ya legitimidad social ni política para pretender imponerse a toda la sociedad española. La ética civil, propia de un Estado democrático, ha de ser laica; es decir, neutral en cuanto a las religiones, aunque en absoluto incompatible con ellas y menos aún hostil a las mismas. En la época actual disponemos de un código ético de referencia que pretende ser universal y que se conoce como los derechos humanos.


En la Constitución española de 1978 se retoman los mismos principios relativos al derecho a la educación, sobre todo en el Artículo 27 que está dedicado expresamente a ello. Pero la base ética y jurídica que sustenta todo el edificio axiológico de la educación española está ya contemplada en el Artículo 1º de nuestra Carta Magna, en la que se citan expresamente los valores superiores de todo el ordenamiento jurídico: Dicho Artículo reza así: España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Estos valores son, en realidad, el fundamento ético de todo sistema democrático y por ello cualquier ley educativa que se elabore en un sistema político de libertades y derechos tiene que respetarlos. Durante la transición política española se fueron perfilando los rasgos democráticos del nuevo sistema educativo, pero han sido la LODE (1985), la LOGSE (1990) y la LOE (2006) las leyes que mejor han desarrollado la plasmación de los valores constitucionales en el sistema educativo: el pluralismo, la igualdad y la libertad. Aún falta por desarrollar mejor, a mi juicio, la justicia y el pluralismo moral y religioso dentro del ámbito de la escuela pública.


En nuestras actuales sociedades la influencia de la escuela es mucho menor que en siglos anteriores y la necesidad de educar al ciudadano en valores cívicos desde las instituciones educativas debe enfrentarse a nuevos retos y enfocarse de modo distinto. Si el Estado-nación ha sido hasta ahora el encargado de trasmitir una educación cívica y política acorde con su historia propia y sus instituciones democráticas, en la época actual la condición de ciudadanía ha adquirido nuevos perfiles ya que vivimos en un mundo globalizado e intercultural en el que las sociedades no son un reflejo mimético de los Estados-nación del pasado y además la coexistencia de múltiples códigos morales y religiosos exige una nueva ética universalizable.


¿Cómo se puede definir la ciudadanía desde un punto de vista ético, jurídico y político? Como señalan acertadamente S. Giner y V. Camps la ciudadanía tiene en castellano una doble acepción que alude a dos conceptos: por un lado, el conjunto de hombres y mujeres que constituyen un comunidad política de personas iguales ante la ley, miembros de un Estado de Derecho y en segundo lugar, la condición que cada uno de nosotros posee de ser miembro de esa comunidad: es un atributo que nos confiere el derecho al voto, el de presentarnos a las elecciones, el de recibir subsidios y pensiones o atención médica (si está previsto por la ley), el de que nuestros vástagos acudan a la escuela pública, y así sucesivamente. La noción de ciudadano y ciudadanía es evidente que alude directamente a la libertad y los derechos de las personas, a algo conseguido tras siglos de sometimiento a sistemas de gobierno antidemocráticos que no querían ciudadanos sino súbditos. Por eso en las sociedades democráticas es preciso dotar a la educación cívica de los instrumentos adecuados para llevar a cabo su tarea. Y esa tarea de educar en valores morales y cívicos tiene que estar fundamentada en los Derechos Humanos y en la Constitución democrática española.


La fundamentación filosófica de los valores morales y cívicos debe ser ética y política, y nunca partidista ni ideológica. Tiene que apoyarse en una reflexión sobre la libertad, la responsabilidad y la moralidad humana con el fin de trasmitir al alumnado una visión de aquellos valores morales y cívicos que permiten una convivencia en paz y en libertad.


En mi opinión, la educación en valores cívicos tiene en nuestro país un referente común compartido por todos los ciudadanos, la Constitución de 1978. En ella están de modo explícito los valores de la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político (Articulo 1). En ella reside la garantía jurídica y la exigencia ética del respeto a todas las personas y la igualdad de todos ante la ley. ¿Qué significa eso a la hora de articular un currículum de educación ético-cívica? ¿Cuáles han de ser los ejes curriculares sobre los que se debe apoyar una propuesta de contenidos cognitivos y procedimentales? ¿Qué se debe evaluar en una materia de este tipo?


Muchas de estas preguntas han sido contestadas en los Reales Decretos que legislan el Área de "Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos" en la etapa de Primaria y en la ESO. (BOE de 8 de diciembre de 2006 y de 5 de enero de 2007, respectivamente). En ellos se insiste en que aprender a convivir en el seno del sistema educativo es muy importante; la educación ético-cívica es un mandato de la Unión Europea como medio eficaz de prevenir futuros conflictos derivados de actitudes de xenofobia y de racismo. Es el sentido de la competencia social y ciudadana que debe concretarse en los Proyectos educativos, Planes de convivencia y en las materias de "Educación para la ciudadanía y los derechos humanos". La democracia como el mejor sistema de organización política tiene que ser conocido y apreciado y debe ser practicado en los Centros escolares; no basta con una asignatura para ejercitar la democracia, pero si nadie en la escuela da a conocer los valores, los principios, los derechos y los deberes que configuran la ciudadanía, entonces nuestro alumnado adolescente no sabrá apreciar la conquista de las libertades y derechos cívicos ni aprenderá a comportarse con respeto y tolerancia hacia los diferentes.


La educación en valores debe contribuir a formar ciudadanos (hombres y mujeres) que participen en la sociedad: el empeño democrático debe orientarse actualmente a propiciar un tipo de ciudadano y ciudadana, capacitados para convivir en sociedades abiertas y pluralistas, basadas en la tolerancia y en percibir la diversidad como una riqueza que contribuye a la mejora de la sociedad. En una sociedad plural, la educación tiene la posibilidad de mitigar los conflictos, promoviendo los valores que ayuden a las personas a convivir con persona de valores diferentes. Para ello es imprescindible buscar valores comunes compartidos por todos, como los derechos humanos.


Educación en valores es tratar de formar personas que sepan afrontar los cambios en su vida, llevando por sí mismos, de modo autónomo, las riendas de la misma. En estas sociedades complejas y en continuo cambio en las que vivimos, la educación en valores tiene como objetivo fomentar el desarrollo de una fuerte consistencia moral para afrontar situaciones nuevas en las que las reglas conocidas no dan ya una respuesta completamente clara.


La educación ético-cívica supone de la existencia de una formación específica para que todo el alumnado tenga:


• Un conocimiento racional sobre la fundamentación de esos valores y de las normas de comportamiento derivadas. En ningún caso se puede ejercer el adoctrinamiento, ya que eso es contrario a los objetivos de la LOE.


• Una reflexión crítica sobre los valores morales y cívicos, sobre la democracia y sus instituciones y sobre la fragilidad de los sistemas de convivencia humanos.


Una puesta en práctica en los centros escolares de proyectos educativos y planes de convivencia basadas en el diálogo, en la argumentación como método de resolución de los conflictos y en el respeto y la tolerancia positiva ante las actitudes diferentes, poniendo como límite infranqueable los derechos humanos. Se tiene que luchar entre todos por lograr que los Centros educativos sean un lugar de convivencia intercultural en el que se armonicen los conocimientos y las actitudes diferentes y todo se resuelva mediante la argumentación racional y el diálogo respetuoso.


Elogio de la alegría


“El buen humor y la alegría permiten resistir la tensión y las presiones de cada día y están relacionados con las características personales que permiten sobrellevar y superar las experiencias más difíciles de la vida. Se ha hallado, incluso, que guardan una conexión con las aptitudes que permiten un mejor desarrollo social y académico. El buen humor y la alegría están vinculados con las variables que tienen un impacto positivo en el bienestar, el autodominio, la competitividad y el optimismo de cada individuo. Son valores que pueden crear y fomentar los sentimientos de comunidad, cercanía entre las personas y control de los acontecimientos.”


CONCLUSIÓN


Hoy día, debido a los cambios tecnológicos tan acelerados que se han dado en las últimas décadas, me doy cuenta que los seres humanos nos hemos materializado a tal grado que perdimos casi por completo la noción de lo que son los valores, ya no sabemos que es el respeto a nosotros mismos y a los demás, no sabemos que es la dignidad, la caridad, la fidelidad, la lealtad, etc. Es realmente urgente que retomemos los valores perdidos, y estos temas que estamos viendo son una buena oportunidad para iniciar ese camino.


Creo que los valores tanto morales como espirituales son una de las principales herramienta con que contamos para emprender el camino hacia una verdadera superación personal, superación que luego se verá reflejada en la familia y más tarde en la sociedad.


Creo también que el retomar valores es el camino más adecuado para disminuir muchos de los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan actualmente, tales como la delincuencia, drogadicción, corrupción, libertinaje sexual, consumismo, etc.


ELABORADO POR:

ELEAZAR HERRERA ONOFRE











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